Pasear en bicicleta por Sayulita es una gran manera de pasar el día -ya sea que use sus ruedas para ir al pueblo o para salir de él, puede tomarse un descanso de la rutina playera, y ver qué más hay al rededor. Si está aquí por una semana o más, podría necesitar ese cambio de escenario. En un nivel más mundano, para pasear por el pueblo, bicicletas de estilo retro, con llanta ancha, de una o tres velocidades, son perfectas, especialmente si se está quedando en lo plano, digamos, en la playa o cerca de ella en el extremo norte, o en Tamarindo. Desde éstos barrios una vuelta por Avenida Palmar o Pelícanos le lleva justo al medio de las cosas.
Por otro lado, si quiere salir del pueblo, hay otras opciones más vigorosas de renta de bicicletas, incluyendo serias máquinas de escalar montañas. Cualquiera que sea su preferencia o necesidad, una bicicleta lo puede transportar por el pueblo, y más allá.
Y más allá puede ser seriamente allá afuera. Hay muchas y desafiantes rutas de montaña y terracerías labradas a través de las colinas boscosas que circundan Sayulita, así que si busca alejarse mientras hace girar sus ruedas de montaña, es bastante fácil perderse de manera aventurera al norte o al sur del pueblo. Mientras que unos pocos senderos son muy duros, la mayoría son relativamente fáciles, pero de cualquier modo todos le sacan del pueblo para entrar a otro mundo, un mundo verde lleno de aves, o a una playa desierta y salvaje, en cuestión de minutos. Éstas rutas de montaña son fácilmente accesibles desde todo el pueblo. Póngase su casco y rock n’roll.
También está el de en medio, el paseo moderadamente fácil que lo aleja del pueblo y la playa -un paseo en bicicleta dentro del valle detrás de Sayulita. Mientras que casi todo el mundo que nos visita, viene por una versión de la misma cosa -ir a la playa y tostarse en el sol- si es un surfo y las olas están planas, o si quiere salir y hacer algo temprano por la mañana y ya ha hecho sus caminatas al alba por la playa, considere un paseo en bicicleta por el valle detrás del pueblo.
Básicamente hay un sólo camino que le lleva hasta allí, es fácil de encontrar y seguir, y puede manejar en casi cualquier bicicleta. Llantas anchas serían mejores, y tal vez una costosa y frágil bicicleta de pista no sea tan buena idea, pero todo lo demás probablemente funcionará, ya que el camino es mayormente plano con unas pocas colinas pequeñas, los baches y obstáculos no son muy complicados, y casi no hay tráfico. No necesitará cambios súper altos o súper bajos para manejar bien éste paseo.
Y confíen en mí, no hay nada de qué preocuparse allá. No hay bandidos, narcos, perros rabiosos, monos amenazantes, o cualquier otra cosa que pueda imaginar que valga la pena temer. Éste es territorio mágico, benevolente, y no hay nada qué temer.
Como puede ver en las fotos, tomadas en una ida reciente al valle, simplemente es un hermoso paseo por un camino campirano, con caballos aquí y allá, perros ladrando en los balcones o detrás de las cercas, hermosas flores creciendo por doquier, granjas de mango y coco floreciendo al rededor, colinas envueltas de bosque en la distancia, y casas y ranchos coloridos de vista agradable, desde la vista de la vieja escuela mexicana hasta el estilo de lujo gringo contemporáneo. El camino se llama Manuel Plascencia, y es suficientemente fácil de encontrar: saliendo del pueblo hacia la Autopista 200, gire a la derecha justo antes de protección civil, baje y esquive el lodazal al final, y siga derecho. Ahora está en Manuel Plascencia. Pasará Sayulitanimals a su izquierda, entonces cruzará una pequeña cala, que podría o no tener un poco de agua en ella, dependiendo de la temporada. Poco después, el camino se eleva y cruza la Carretera de Punta de Mita, luego baja y continúa. Después de un momento, pasará el estudio Om Yoga a su izquierda.
Sólo continúe. En unos minutos, estará paseando -bueno, tal vez dándose de golpes sería una mejor expresión- en un paraíso pastoral, en terreno que se siente a kilómetros de Sayulita. El camino tiene al rededor de kilómetro y medio de largo o algo así, pero hay mucho que ver a lo largo del camino. Hay horquillas aquí y allá, pero la elección correcta es bastante clara en cada una. Las colinas pequeñas requieren un pequeño esfuerzo para subir, pero no hay ninguna demasiado extenuante. Hay pedazos arenosos, rocas y baches y cosas para esquivar, pero nada que cualquier tipo de bicicleta no pueda manejar. Éste es simplemente un lindo camino campirano. Podría caminarlo fácilmente, o montar a caballo. Pero algunas veces montar una bicicleta y despegar, se siente como la manera de hacer las cosas, cuando quiere perderse en el valle.
Al final del camino, hay una puerta, y una señal de no traspasar. No hay candado en la puerta, y mientras que no recomendamos invadir propiedad privada, allí el camino dentro del bosque se ve muy invitante, y después de todo, ¿qué mal podría hacer, tomando una caminata o un paseo en bicicleta dentro del bosque sin talar?
Tal vez la próxima vez.
Mientras tanto, aquí hay algunos consejos de seguridad: sea cuidadoso montando bicicletas en el pueblo, especialmente en la tarde. Hay algunos conductores ebrios y niños pequeños conduciendo carritos de golf y ATVs, con frecuencia muy rápido.
Ni piensen en tomar una bicicleta por la Autopista 200, hogar feliz de conductores locos, sin laterales, y sin espacio para bicicletas. Si lo intenta está loco o desea morir. Respecto al camino a Punta de Mita, bueno, tampoco tiene laterales para bicicletas, y también tiene conductores locos. Aunque hay menos de ellos, no podemos recomendar pasear por ella tampoco. Pero la gente lo hace.
Mejor pasear en el pueblo, en las rutas de montaña, o pedalear ese camino tranquilo que le lleva al valle.