Caballos bailarines, hip hop, Huichol, yogis y crecidas de mar y bueno, usted nómbrelo. Nómbrenlos. Amigos y vecinos. Todo esto bajo las suaves luces al rededor de la plaza; algunas tardes, la luz la hacen las luciérnagas, y un silencio viene sobre el pueblo, los eskatos y jugadores se ralentizan, se detienen, y gentilmente, maravillosamente, todos se sonríen entre sí, sintiendo intuitivamente la magia.
Encuadrado en unas cuantas cuadras coloridas, circundando la recientemente ataviada Plaza de Sayulita, el centro de Sayulita es un vivaz mercado de interacción humana, social y comercial. Encontrará restaurantes que ofrecen tacos por doce pesos o bistec de borgoña por doscientos cincuenta, artesanías desde lo más crudamente hip, hasta lo más frescamente chic, y todo en el medio. Joyas, ropas, bailarines, skatos, niños con sus mamás y chicos con sus chicas.