Para aquellos que no están familiarizados con las colinas al norte de Sayulita, el vecindario construido sobre ellas se llama Nanzal. Puede verlo desde el centro del pueblo y también desde la playa. -es donde se posan en lo alto todas esas casas en el lado norte, asomándose largamente, coloridas y costosas.
Una caminata a Nanzal puede ser un ejercicio excelente, una mini aventura, y una oportunidad de experimentar algunas de las vistas más impresionantes de Sayulita -también para dar un vistazo a algunas de las casas más inspiradas arquitectónicamente y/o costosas. Nanzal ofrece una mezcla interesante: pedazos salvajes sin desarrollar, colinas boscosas contrapuestas por calles y casas perfectamente preparadas y construidas, que le hacen sentir como si estuviera en unos de los más lindos vecindarios en la cima de la montaña de Puerto Vallarta, o incluso en algún lugar de la California sureña. Y en casi cada esquina o giro, tropezará con otra vista fantástica.
Si se dirige al norte por Avenida Palmar, paralela a la playa, puede subir al vecindario girando a la derecha en casi cualquier calle, pasando la escuela una cuadra o algo así; después, debe seguir subiendo, y subiendo. Si se topa en un callejón sin salida, bueno, ahí es donde vuelve sobre sus pasos e intenta otro camino. Considérelo una adición a su ejercicio.
Estas colinas pueden llegar a ser muy empinadas -juro que, a veces, siento que debería usar también mis manos para subir algunos tramos allá arriba- y aunque hay bastantes calles empedradas y/o pavimentadas, subirlas puede ser extenuante. Lleve agua, haga su caminata temprano en la mañana, o por la tarde con el sol un poco bajo, y calce zapatos para caminar decentes en lugar de baratas sandalias, el calzado preferido en Sayulita.
Mientras vaga allá arriba, las constantemente cambiantes vistas del pueblo, el bosque, las colinas, las olas y la bahía son simplemente inspiradoras, y con alguna suerte, en temporada, tal vez vea en el horizonte un par de ballenas jugando allá afuera.
Todo lo que sube, debe bajar. El descenso trabaja músculos diferentes, y algunas veces se siente como si debieras dar pequeños pasos cortos para evitar tropezar y caer rodando, con la cabeza sobre los tobillos, así de empinado es el camino; pero aún así, bajar es una brisa comparado a la subida, y cuando se llega al fondo; puede dirigirse al pueblo por un merecido smoothie, licuado, cerveza o incluso una margarita a medio día.
