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Wednesday,12 Dec 2012

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Justin Henderson is responsible for most of the the text on this site. Justin is an established writer, having published six novels as well as many non-fictions and travel guides. When he’s not writing, he’s usually riding waves on a surfboard or a paddleboard in Sayulita or Punta de Mita.

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Otra semana en Sayulita. Otra semana de temporada alta que trajo otra dulcemente sorprendente, totalmente entretenida serie de eventos. Siendo esta la semana de la celebración de la Virgen de Guadalupe, está, naturalmente, la conmoción usual, comenzando a las cinco de la mañana con el rugir del cañón, despertando a todo el pueblo para que lleguen a tiempo a la iglesia, a tiempo es a las 6 a.m. Misa. El resto de nosotros, especialmente los visitantes que no sabían del asunto Guadalupano, saltaron de la cama consternados, luego se recostaron de nuevo cuando la resaca de la margarita les pateó la cabeza. O tal vez los católicos entre nosotros se arrastraron a la misa también, para aliviar la culpa de haber tenido una fiesta tan buena la noche anterior.

Después de todo, ¿cómo puede no divertirse en el centro de Sayulita esta semana? Cada noche, hay una peregrinación, ya que cada uno de nuestros pequeños vecindarios preparaba su propia versión de la aparición de la virgen, la ponen detrás de una camioneta decorada detalladamente, y la llevan al centro, acompañada de todo el vecindario con velas en las manos. Hay usualmente una banda y una tropa de bailarines siguiendo a la virgen, representada por una adolescente posando como Guadalupe detrás de la cabina de la camioneta, decorada para sugerir su aura radiante. Un grupo de campesinos, representados por niños pequeños, se arrodillan a sus pies, y un hombre operando un pequeño generador, atrás de la camioneta, encargándose de las luces. Es un lindo escenario.

Lo que representa es algo más serio que los católicos practicantes: ésta es una celebración de la Virgen de Guadalupe, la Patrona de México, la reina de las Américas. La cosa llega a su climax el día 12, cuando todo México celebra a la Guadalupana cuando se apareció milagrosamente en el cerro de Tepeyac, al norte de la Ciudad de México, a San Juan Diego en 1531. Coincidentemente o no, este fue también el sitio dande las tribus precolombinas adoraban la diosa madre Tonantzin. De ahí la joven mujer con su séquito de semblanza azteca, bailando en las calles de Sayulita detrás de la camioneta de la virgen.

 

Todo está bien, y algo importante para aquellos que se lo toman en serio, pero para todos los demás es una buen excusa para una fiesta nocturna en la plaza, donde estos desfiles terminan. El Viernes, esta fiesta en la plaza tomó un giro muy interesante y retro, con un concierto ofrecido por una banda de jazz -y no era el típico cuarteto. No. Ésta era prácticamente una orquesta. Cuatro saxofonistas, tres trompetas, tres trombones, teclado, bajo, dos percusionistas, y una mujer en un pequeño vestido negro al frente, balanceándose, conduciendo vocalmente ocasionalmente, y tocando la pandereta. No nos avasallaron con la abrumadoramente ruidosa, no sofisticada música banda; no, en lugar de eso tocaron muchos arreglos de jazz clásico estadounidense y latino. Pudieron haber sostenido un buen espectáculo en el Club Tropicana en la Havana de 1953. Catorce hombres en trajes negros, camisas blacas y corbatas, las trompetas soplando armonías cerradas, la chica al frente moviendo las caderas al compás del beat, la percusión y el bajo en el fondo. Éstos caballeros eran profesionales consumados y bien ensayados, leyendo las partituras por que la música que tocaban era compleja y desafiante. Dieron un espectáculo fabuloso.

Qué regalo, ir al centro del pueblo y no saber qué esperar, y ¡poder escuchar una banda como esa tocando su música en la plaza de Sayulita!

Por supuesto que fuimos al centro por una razón, la razón fue la muy exitosa fiesta de recaudación de fondos hecha por Sayulitanimals, una organización local sin ánimo de lucro que ha hecho mucho para mantener saludable a la población de animales de Sayulita: alimentarlos, hospedarlos, y mantenerlos bajo control. El tema de la fiesta fue: mujeres calzando zapatillas de tacón alto. Buen trabajo, chicas, navegar las calles empedradas en sus zapatos sexys, especialmente después de un bar de cocteles, y coctel número 4 o 5. Y gracias a los restaurantes/bares por ser anfitriones del evento que valió la pena: Sayulita Public House, Don Chow’s, Afortunado’s, Don Pedro, y Escondido.