sunsetsayulita

Wednesday,19 Dec 2012

justin

Justin Henderson is responsible for most of the the text on this site. Justin is an established writer, having published six novels as well as many non-fictions and travel guides. When he’s not writing, he’s usually riding waves on a surfboard or a paddleboard in Sayulita or Punta de Mita.

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Para muchas personas, la hora del ocaso es la hora mágica en Sayulita; la fragante brisa de la tarde enfriando todo; y en el mar y Punta Sayulita, el crepúsculo pinta las nubes con cientos de vívidas sombras rojas y doradas; en una tarde sin nubes, podría haber un destello de verde. Es un momento maravilloso para estar en el agua o en la playa, empapado en sensación. De seguro es la hora de los cocteles, y a lo largo de los bordes de las playas de Sayulita, los bares se llenan con almas felices, vacacionistas y locales por igual. Nos encanta ver el ocaso reflejado en sus ojos; para escucharlo en sus voces, en sus risas. Cuando las olas son buenas, más tarde en el día, encontrará unos pocos surfos dedicados montando olas a través del crepúsculo hacia la noche, con los ojos ajustándose mientras cae la oscuridad.

Para aquellos que no se quedan despiertos hasta tarde (o se quedan despiertos toda la noche), otra hora mística, mágica, es el alba; cuando el sol ilumina las nubes del otro lado del cielo, al oriente. Las palmas a lo largo de la costa en la playa del lado norte, son negras siluetas contra aquellas nubes del alba suavemente flameantes, con el brillante azul virginal del fresco cielo matutino incandescente tras ellas. Aves por doquier en el albor del día, volando de árbol en árbol, cazando el desayuno en el río y las rocas. Una fragata se precipita volando, engancha un pez en la arena. Pocas almas caminan la playa, solas o con sus amores, sus esposos, sus perros. Un pescador vadea y lanza una red, otro arroja la carnada a las olas.

El Lunes pasado, después de enviar a la niña a la escuela, vagamos y caminamos por la playa al amanecer, para ver las olas, para mirar el sol naciendo sobre las aves serenas que están en el río. El viento ha sido extraño esta semana, soplando desde el norte, transformando las normalmente vidriosas y quietas aguas matutinas en una pequeña tempestad agitada por la tormenta, una versión más dramática del mar de Sayulita. El cielo era hermoso.