Aquí es donde todo ocurre: multitudes de surfos, mares de sombrillas, cervezas y margaritas entregadas en bandejas, vendedores ambulantes ofreciendo su venta, y diversos restaurantes, bares, escuelas de surf agentadas en el ocupado bazar de la playa del pueblo. Gente juega en un campo de volleyball de tamaño completo mientras que docenas de surfos, desde principiantes hasta expertos dominan las olas.