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Saturday,11 May 2013

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Justin Henderson is responsible for most of the the text on this site. Justin is an established writer, having published six novels as well as many non-fictions and travel guides. When he’s not writing, he’s usually riding waves on a surfboard or a paddleboard in Sayulita or Punta de Mita.

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Para la mayoría de los estadounidenses, los pericos de frente naranja que mostramos aquí no se ven como pericos sino como loros, ya que los gringos suelen creer que los pericos son las diminutas aves que son enjauladas y vendidas al norte de la frontera. Éstas aves mascotas norte americanas son de hecho pericos, usualmente de la especie budgerigar. Sin embargo, los pericos como grupo, de hecho incluyen algunas especies diferentes de loros, que comparten las mismas características, primordialmente de pequeños a medianos en tamaño y largas plumas en la cola. Entre ellos están éstos pericos de frente naranja (el nombre se deriva de la banda naranja entre los ojos).


Éstas aves de tamaño medio, primordialmente verdes, son estridentemente ruidosas, gregarias, y muy sociales, pasando el rato en parejas o en parvadas que llegan a ser de hasta 100 individuos. Tienden a agruparse en un árbol, chacharear un rato, tal vez comer algunas semillas, flores, o cualquier fruta disponible en el árbol; y después despegan, volando a toda velocidad hacia su próxima parada. Una parvada grande puede causar un daño severo a un cultivo de plátanos o maíz u otros bienes cultivados. Comúnmente operan en pares, riñendo cerca y personal, alimentando y aseando a su compañero, y generalmente comportándose de manera apropiada para una pareja cómodamente casada. Éstas fotos fueron tomadas de prisa, por que las aves se detienen a menudo en los árboles cerca de mi casa, pero nunca se quedan mucho tiempo. Como es evidente en las fotos, y en nuestra observación de ellos, les gusta estar arriba, alto en los árboles, con vista al territorio.


Los Pericos de frente naranja (Aratinga canicularis) pueden encontrarse en las faldas de los cerros y las tierras bajas a lo largo de la costa occidental mexicana y al sur hasta Costa Rica, y establecen poblaciones en casi cualquier ambiente disponible, desde los bordes del bosque hasta pantanos y campos de vaca. Incluso parece que prosperan en zonas urbanas.


Cuando maneja por San Ignacio, en la ruta hacia y desde Puerto Vallarta a Sayulita, verá con frecuencia individuos vendiendo aves enjauladas al lado del camino. Mientras que hay unas pocas variedades ocasionalmente evidentes, la mayoría de las aves enjauladas vendidas parecen ser pericos frentinaranjas. Hacinados dentro de ésas pequeñas jaulas, no están graznando estridentemente o viendo de árbol en árbol, en un vuelo evidentemente jubiloso. Miran fijamente hacia afuera, preguntándose cómo y por qué los aprisionaron, y no se ven felices.


Se que hay una tradición de mantener éstas aves como mascotas por acá. Y se que me estoy proyectando antropomorficamente cuando digo que las aves enjauladas se ven infelices. Pero no creo estar equivocado, y claro que prefiero la vista y sonido de ellas mientras vuelan por el aire a toda velocidad y se reúnen en los árboles de mi vecindario, graznando felizmente. Como lo dijo William Blake en 1789, “¿Cómo puede el ave que nació para la alegría/Sentarse en una jaula y cantar?”


Gracias de nuevo a Michelle Gillet por ayudar con la identificación de las aves.